domingo, 2 de abril de 2017

Hacer la fila

Las soluciones a los problemas no tienen que ser complejas. No importa el problema, si nos vamos a su origen, encontraremos una forma sencilla de evitar que siga afectando nuestra vida; personal o social.

Suena a ingenuidad. Lo se y no necesito que nadie me lo diga. Estoy convencido de que así es. Pero es mi
punto de vista, al menos tengo uno y lo se expresar. No como otros que carecen de el y otros que teniéndolo, no saben como sacarlo a la luz.

Este desorden en el cual vivimos pudo haberse evitado simplemente si hubiésemos aprendido a hacer la fila en la escuela primaria. Hacer la fila antes de entrar al curso, al salir al patio, al volver del recreo. Hacer bien la fila, nos hubiese enseñado muchas cosas. Pero fallamos.

La fila nos enseña a respetar, esperar. Nos enseña a conocer nuestro lugar y a defenderlo. Nos enseña a mirar las personas a nuestro lado y a ver que esas personas también tienen un lugar, un tiempo. Un turno.

Me causa vergüenza ajena ver a mis contemporáneos, con hijos y nietos, querer saltarse su lugar o pasar por encima de los demás en las actividades mas simples de la vida cotidiana.

Eso mismo ha causado la corrupción. Nadie quiere esperar. Nadie quiere respetar. Todo el mundo quiere pasar por encima de los demás; personal y socialmente. En un infinito "Quítate tu, para ponerme yo".

Y ahora marchamos. Es irónico. Ahora queremos organizarnos con colores verdes, amarillos, azules. Cualquier color. Para identificarnos y ser parte de un grupo. De una moda. De una nueva forma de lucha. Pero aún nos pisoteamos en lo mas profundo de nuestro ser. Aún cuando luchamos juntos, nos pasamos por arriba unos a otros reclamando un lugar personal que se aparta del grupo.

Vamos a enseñar a las futuras generaciones a respetarse, a esperar, a hacer su fila, a tomar en consideración a los demás. Vamos a enseñarles el significado de empatía y pertenencia. Solo así podremos hacer algo para que ellos tengan la oportunidad de luchar bien sus luchas.